Solo por hoy, no te enojes: El primer Gokai de Reiki y su poder transformador
Introducción al Reiki y los cinco Gokai
El Reiki es una práctica espiritual y terapia energética de origen japonés fundada a inicios del siglo XX por Mikao Usui. Su nombre combina los kanji rei (espíritu) y ki (energía vital), y se suele traducir como “energía vital universal”. A través de Reiki, el practicante canaliza esa energía para armonizar cuerpo, mente y espíritu mediante la imposición de manos. Más allá de una técnica de sanación, Reiki es también un camino de crecimiento personal (Reiki-dō) que nos invita a vivir con equilibrio, conciencia plena y compasión.
Uno de los pilares fundamentales del sistema Reiki son los cinco principios o preceptos espirituales, conocidos en japonés como Gokai (五戒, literalmente “cinco preceptos”). El maestro Usui los incorporó a sus enseñanzas tras darse cuenta de que para sanar no basta con canalizar energía: las personas también debían cambiar su actitud y asumir responsabilidad en su propia sanación. Estos principios sirven como guía ética y espiritual para la vida diaria del practicante, una especie de mantra o afirmación positiva que, al practicarse a diario, nos acerca a un estado de paz interior llamado anshin ritsumei (perfecta tranquilidad del corazón). De hecho, Usui enseñaba a recitarlos en gasshō (manos juntas en el corazón) cada mañana y noche como “el método secreto para invitar la felicidad, la medicina espiritual para todas las enfermedades”.
¿Cuáles son los cinco principios de Reiki?
En español se suelen enunciar así:
- Sólo por hoy, no te enojes.
- Sólo por hoy, no te preocupes.
- Sólo por hoy, sé agradecido.
- Sólo por hoy, trabaja diligente y honestamente.
- Sólo por hoy, sé amable con los demás.
En japonés original: 「Kyo dake wa: Ikaru na, Shinpai suna, Kansha shite, Gyō o hageme, Hito ni shinsetsu ni.」 (今日だけは: 怒るな、心配すな、感謝して、業を励め、人に親切に。). Cada principio comienza con “sólo por hoy”, recordándonos que debemos vivir en el presente. A diferencia de los juramentos occidentales “para toda la vida”, aquí se propone renovar el compromiso día a día: no se trata de ser perfectos para siempre, sino de intentarlo hoy, sin cargas de culpa si mañana tropezamos. Esta filosofía flexible (¡y un poco irónica, por qué no!) nos anima a dar lo mejor de nosotros en este día, pues “quizá mañana estemos demasiado débiles para cumplirlos… dejamos la puerta abierta. No hay pecado, no hay transgresión”. En otras palabras, vive el presente con atención, sin prometer que jamás te enfadarás o preocuparás, sino enfocándote en no hacerlo por hoy, y repetir el esfuerzo cada amanecer.
De estos cinco preceptos, en este artículo exploraremos a fondo el primero: “Sólo por hoy, no te enojes”, conocido en japonés como Ikaru-na (怒るな, literalmente “no te enfades”). Veremos su origen, su profundo significado, y cómo aplicar este sencillo consejo puede traer enormes beneficios emocionales, energéticos, físicos y espirituales. También repasaremos técnicas de Reiki para manejar la ira, ejemplos reales de transformación personal, y compararemos este principio con enseñanzas de otras filosofías. Prepárate para un recorrido inspirador y práctico, salpicado de un tono cercano (¡y un toque de ironía simpática!), que te ayudará a entender por qué “no enojarse” es mucho más que aguantarse el mal genio: es una forma de vivir en paz contigo mismo y con el mundo. 🕊️✨
Origen y contexto histórico de “Sólo por hoy, no te enojes”
Una emoción desbordada como la ira puede consumirnos y nublar nuestro juicio. Mikao Usui comprendió que enseñar a las personas a liberarse de la ira era clave para su sanación.
El primer principio “Sólo por hoy, no te enojes” tiene sus raíces a principios de los años 1920 en Japón, en el contexto del surgimiento del Reiki. Según relatos históricos, tras el gran terremoto de Kantō de 1923 (que devastó Tokio y dejó miles de víctimas), Mikao Usui y sus alumnos ofrecieron Reiki a numerosos heridos y damnificados. Usui observó entonces algo revelador: muchas personas a las que había sanado recaían tiempo después con los mismos males. ¿La razón? Seguían llevando vidas desequilibradas, con pensamientos negativos, preocupaciones e ira que volvían a enfermarles. Usui comprendió que “su misión no era sólo curar el cuerpo físico, sino ayudar a otros a tomar a su cargo su propia sanación”, enseñándoles a cambiar de actitud ante la vida, apartar los pensamientos negativos y abrirse a lo positivo. En ese momento desarrolló los cinco principios Reiki y comenzó a incluirlos en sus enseñanzas, enfatizando que el paciente/practicante debía poner de su parte (incluso simbólicamente mediante una aportación económica, para valorar la sanación). En otras palabras, sanar no era un milagro unilateral: requería un compromiso personal de cada uno para cultivar una mente y corazón saludables.
Aunque durante mucho tiempo se creyó que Usui se inspiró en máximas morales del emperador Meiji, investigaciones recientes señalan un origen más específico para la formulación de los Gokai. Se ha descubierto que Mikao Usui probablemente tomó inspiración de un libro japonés de 1914-1915 titulado “Kenzen no Genri” (Principios de la Salud), escrito por el Dr. Bizan Suzuki. Este libro contenía una frase que suena muy familiar: “Sólo por hoy no te enojes, no temas y sé honesto, trabaja con empeño y sé amable con los demás.”. Es prácticamente la enunciación literal de los cinco principios de Reiki tal como los conocemos. Usui habría adoptado y difundido estas enseñanzas en su sistema, dándoles un contexto espiritual y práctico dentro del Reiki Ryoho. De hecho, en el manual original de Usui (Reiki Ryōhō Hikkei) se presenta el siguiente prefacio: “El método secreto que invita a la felicidad, la medicina milagrosa para todas las enfermedades: En gasshō, repítelos en tu mente al iniciar y finalizar cada día. Usui Reiki Ryōhō mejora tu mente y cuerpo.”. A continuación enumeraba los cinco preceptos, empezando por “Kyo dake wa – Ikaru na” (Sólo por hoy: no te enfades).
Cabe mencionar que, si bien las palabras exactas provienen de esa fuente escrita, la esencia de “no dejarse llevar por la ira” resuena con enseñanzas tradicionales de Japón. El propio emperador Meiji (1867-1912) escribió poemas éticos que Usui hacía meditar a sus alumnos. Uno de esos versos, por ejemplo, dice: «No es necesario enojarse con el cielo ni hacer responsables a otros por nuestros sufrimientos; mejor mírate a ti mismo y tus propios errores». Esta idea de asumir la responsabilidad en lugar de culpar al destino o a terceros está totalmente en línea con el espíritu del primer principio Reiki.
En resumen, “Sólo por hoy, no te enojes” surge de la necesidad de eliminar la ira como obstáculo para la salud y la felicidad. Mikao Usui vivió en una época de desafíos (guerras, desastres naturales, cambios sociales rápidos en el Japón moderno) en que mantener la calma espiritual era vital. Incorporó este principio para recordar a todos que la ira es una energía tóxica que contamina nuestro bienestar (igual que una fábrica sucia contamina el aire 😉), y que al liberarla podemos restaurar la armonía natural de nuestro ser. En la siguiente sección profundizaremos en el significado de este precepto: ¿acaso significa reprimir el enojo? ¿Volverse un santo imperturbable? ¿O hay un entendimiento más sutil detrás de estas palabras? Veámoslo.
Significado profundo de “Sólo por hoy, no te enojes”
A primera vista, el consejo “no te enojes” parece simple e incluso moralista, como decir “no pierdas los estribos” o “sé paciente”. Sin embargo, dentro de la filosofía Reiki este principio tiene un trasfondo mucho más profundo y práctico. Veamos punto por punto qué implica realmente:
No es reprimir la emoción, sino trascenderla
El Reiki nos enseña que ignorar o reprimir la ira no es la solución. Fingir que “todo está bien” mientras hervimos por dentro es tan nocivo como la explosión de furia. Por eso, Usui enfatiza “sólo por hoy”: no se espera que nunca sientas ira, sino que trabajes con ella de forma consciente en el momento presente. De hecho, en los manuales tradicionales se aclara que “no te enfades” no es una orden tajante ni una regla moral rígida, sino una invitación a la reflexión. Debemos reconocer y comprender la ira cuando aparezca, en lugar de negarla. “No se trata de reprimirlas, sino de comprenderlas. Ambas emociones (ira y preocupación) han de ser reconocidas y aceptadas antes de poder vislumbrar su origen más recóndito”. En otras palabras, primero admito “sí, estoy enojado”, luego investigo por qué, y finalmente suelto esa emoción antes de que me controle a mí.
Causas de la ira – expectativas y ego
¿De dónde viene el enfado? Generalmente, de que la realidad no cumple nuestras expectativas. Nos enojamos cuando la gente no actúa como “debería”, cuando las cosas no salen a nuestro gusto, cuando la vida nos decepciona. El manual de Reiki lo explica claramente: “¿Qué origina el enojo? En general, nos enfadamos cuando las expectativas no se cumplen… Nos indignamos con los demás cuando no hacen lo esperado, lo correcto o lo justo. Nos enfurecemos con Dios, con el destino o con la vida en el momento en que nos desilusionan, cuando no son justos…”. Detrás de la ira suele estar el miedo: miedo a no ser respetados, a no conseguir lo que necesitamos, a perder el control. Como dice el Dalái Lama, “detrás de la ira está el miedo: miedo de que no obtengamos lo que necesitamos, de que no nos amen o respeten, de quedar excluidos”. Nuestro ego se siente amenazado o herido, y reacciona con furia para defenderse o imponer su voluntad. Por eso en Reiki se considera la ira como una especie de ilusión creada por el ego – una “nube oscura” que cubre temporalmente la luz de nuestra conciencia. La nube parece real y densa, pero es pasajera: el sol (nuestro ser luminoso) sigue brillando detrás. Si alimentamos la nube con más pensamientos de rabia, se hace más grande y oscura; si dejamos de prestarle atención, acaba disolviéndose naturalmente.
Efectos de la ira – bloquea la armonía y la salud
La ira es una emoción de alta intensidad que envenena tanto la mente como el cuerpo. Los maestros Reiki la describen como la emoción más dañina o “la más destructiva de todas”, capaz de arruinar en un instante el bienestar que te tomó mucho tiempo construir. Cuando nos enojamos intensamente, perdemos claridad mental (¿cuántas veces enojados hemos dicho o hecho tonterías de las que luego nos arrepentimos? 🙋🏻♂️). También sufrimos físicamente: sube la presión sanguínea, el corazón se acelera, el sistema inmune se deprime a largo plazo por el estrés. En Medicina Tradicional China, a cada emoción se le asocia un órgano; en el caso de la ira, se dice que afecta especialmente al hígado y la vesícula biliar. Un hígado “energeticamente intoxicado” por ira puede generar más irritabilidad, impaciencia y problemas físicos. Por el contrario, la emoción positiva asociada al hígado es la amabilidad; practicar la cortesía y la benevolencia ayuda a equilibrar esa energía de madera en el cuerpo. (Curiosamente, sé amable con los demás es el quinto principio Reiki – todo está interconectado 😉).
El verdadero objetivo: cultivar la paz interior constante
Usui decía que el objetivo supremo del Reiki es alcanzar Anshin Ritsumei, un estado de paz interior y armonía inquebrantable, pase lo que pase alrededor. Por eso insistía: “Mientras las preocupaciones o el enfado nos turben, no podemos alcanzar ese estado de armonía con uno mismo, los demás, la naturaleza y la vida”. No te enojes significa en el fondo “no te dejes arrastrar por la ira”, no permitas que esa emoción te robe la calma y te saque de tu centro. Es comprender que la ira surge, sí, pero que tú eliges si la sigues o la sueltas. El primer principio nos anima a elegir soltarla. Es un recordatorio de que la verdadera fuerza espiritual radica en mantener la serenidad aun en situaciones difíciles. Como reza un dicho estoico: “La ira, si no se controla, es más dañina que la ofensa que la provocó.”. Por eso, “sólo por hoy, no te enojes” es en realidad una invitación a la libertad: a no ser esclavos de nuestro temperamento ni de las circunstancias externas, a cultivar ecuanimidad.
En síntesis, el significado profundo de Ikaru-na es: observa tu ira, entiéndela, y luego déjala ir, porque aferrarte a ella sólo traerá sufrimiento. No se trata de ser un robot sin emociones ni de tragarse el enfado con hipocresía “espiritual”. Se trata de desarrollar la capacidad de responder en vez de reaccionar. Es elegir conscientemente la paz en lugar del enojo, una y otra vez, hasta que se vuelva un hábito natural. ¿Difícil? Mucho (¡por algo dicen que es la práctica Reiki más importante y más difícil de todas!). Pero sus recompensas en nuestra vida son inmensas, como veremos a continuación.
Beneficios de aplicar el principio “no te enojes” en la vida diaria
Practicar “Sólo por hoy, no te enojes” de forma constante puede transformar diversos aspectos de tu vida. Al dejar de alimentar la ira, abres espacio para emociones y energías más elevadas. Estos son algunos de los beneficios principales, divididos por áreas:
| Ámbito | Beneficios de liberarse de la ira |
|---|---|
| Emocional | Paz interior y equilibrio: Reducir el enojo diario disminuye el estrés y la ansiedad, aportando una sensación de calma y control emocional. La mente se despeja al no estar rumiando agravios ni explosiones de cólera. Esto mejora el estado de ánimo general y previene caídas en depresión o resentimiento crónico. También fortalece la inteligencia emocional: al entender tus enfados, ganas más autocontrol y empatía hacia otros (¡te vuelves menos “reactivo” y más comprensivo ante errores ajenos!). |
| Energético | Aura limpia y vibración elevada: La ira emite una vibración densa que “ensucia” nuestro campo energético. Al evitarla, tu energía vital (ki) fluye mejor, sin tantos bloqueos en los chakras ni meridianos. Te sientes más ligero y vital. Según la tradición oriental, al no enojarte mantienes en equilibrio la energía del elemento Madera (asociado al hígado), favoreciendo la toma de decisiones claras y la creatividad. En cambio, la ira descontrolada “quema” tu chi y nubla tu juicio. Practicar la calma eleva tu frecuencia energética, acercándola a emociones como la gratitud y el amor (mucho más sutiles y poderosas). |
| Físico | Salud y longevidad: Estudios de salud emocional muestran que la gente que maneja mejor su ira suele tener menor presión arterial, menos riesgo cardiovascular y un sistema inmunológico más fuerte (la ira constante genera inflamación y baja defensas). Al liberarte de la ira, disminuye la tensión muscular (adiós a esos hombros rígidos por el enojo) y se regula la producción de hormonas del estrés como el cortisol. Muchas dolencias psicosomáticas (gastritis, dolores de cabeza, insomnio) mejoran cuando uno se “desintoxica” de la rabia crónica. En resumen, tu cuerpo te lo agradece con más salud y energía. Como dice el refrán: “Quien se enoja, enferma; quien sonríe, rejuvenece.” 😉 |
| Espiritual | Crecimiento y conexión profunda: En el plano espiritual, dejar ir la ira te acerca a estados de compasión, perdón y amor incondicional. La ira cierra el corazón, mientras que la ausencia de ella lo abre. Al no reaccionar con enfado, cultivas virtudes como la paciencia y la humildad. Muchas tradiciones coinciden: la ira es un velo sobre el alma. Quitarlo permite experimentar nuestra verdadera esencia de paz. Practicar este principio te conduce hacia la iluminación interior, que en Reiki se describe como vivir en armonía con todo lo que existe. Además, al no engancharte en conflictos inútiles, tu propósito de vida se vuelve más claro (dejas de gastar energía en peleas y la diriges a lo que realmente importa). Espiritualmente, cada vez que eliges la calma sobre la ira, das un paso en tu camino de transformación personal. |
Como se ve, los beneficios abarcan desde sentirte más tranquilo y feliz, hasta mejorar tu salud física y profundizar en tu desarrollo espiritual. Alguien podría pensar: “Bueno, ¿y qué gano conteniéndome? A veces explotar me hace sentir poderoso.” Pero esa es una trampa del ego: la realidad es que la ira descontrolada nos debilita y hiere más a nosotros mismos que a nadie (como decía Buda, “aferrarse al enojo es como agarrar carbón ardiendo para lanzárselo a otro: el único quemado eres tú” 🔥). En cambio, la calma te empodera de verdad, pues te permite actuar con sabiduría. Quien domina su carácter se convierte en “dueño” de su vida, en lugar de víctima de sus impulsos. Y eso se refleja en un bienestar integral: duermes mejor, sonríes más, tus relaciones mejoran y hasta el entorno parece conspirar a tu favor (¡ley de atracción, baby!). De hecho, en la práctica de Reiki es común observar este fenómeno: cuando el estudiante empieza a aplicar los Gokai, su vida “mágicamente” se armoniza. Coincidencias afortunadas, gente amable que aparece, obstáculos que se disipan… ¿Milagro? No, es tu propia energía cambiando gracias a que sustituiste la ira por la paz.
En palabras de un maestro: “El vivir de acuerdo con el Gokai es el remedio auténtico para experimentar la felicidad y alejar el dolor”. Y eso, traducido, significa que no enojarte hoy puede hacer tu mundo mucho más feliz mañana.
Ejemplos prácticos y testimonios reales
Hablar de calma en teoría suena bien, pero nada como los ejemplos de la vida real para inspirarnos. A continuación, veamos algunos casos y situaciones donde el principio “no te enojes” marca la diferencia:
Caso 1: El tráfico zen
Imagina una escena cotidiana: estás conduciendo en plena hora pico, alguien se te cruza imprudentemente y casi causa un choque. Tu reacción habitual sería explotar en insultos dignos de un marinero 😡🚗💥. Sin embargo, hoy recuerdas “sólo por hoy, no me enojo”. Tomas una respiración profunda, quizás incluso sonríes de lado pensando “vaya, este conductor tiene prisa por reencarnar en su próxima vida” (un toque de humor no viene mal). Decides no engancharte en la ira. ¿Qué sucede? Llegas a casa sin taquicardia, evitas una discusión estéril y tu estado mental sigue en paz para disfrutar la tarde. Este es un ejemplo simple de cómo cambiar la respuesta automática de enojo por una consciente de calma transforma tu día. No puedes controlar las locuras del tráfico, pero sí cómo reaccionas ante ellas. Y cuando no regalas tu energía a la rabia, te la quedas para algo más útil.
Caso 2: Soltando el rencor del pasado
La historia de Sara es digna de mencionar. Ella sufrió un grave accidente de coche que le dejó lesiones y un profundo odio hacia la persona que la chocó. Durante meses vivió consumida por la ira y la tristeza por todo lo que había perdido. Finalmente, acudió a sesiones de Reiki buscando alivio. “A través de varias sesiones de Reiki y meditación, aprendí a soltar la ira y el odio que estaba guardando hacia la persona que me atropelló en el accidente” cuenta Sara. Al practicar los principios Reiki y llenarse de energía sanadora, pudo reemplazar esas emociones tóxicas con “amor, gratitud, felicidad y alegría”. ¿El resultado? Su cuerpo comenzó a sanar más rápido de lo esperado (¡incluso evitó una cirugía de columna que parecía inevitable!) y “volvió a hacer cosas que los médicos dijeron que nunca podría hacer” – como surfear y hacer snowboard. Este testimonio real muestra el poder liberador de dejar ir la ira: Sara no solo recuperó su salud, sino que su corazón sanó al perdonar. Hoy afirma que Reiki la hizo una “mejor versión” de sí misma, mejorando sus relaciones y su vida en general. Historias así abundan en la comunidad Reiki: personas que al aplicar “no te enojes” lograron perdonar a familiares con quienes estaban peleados hace años, o superaron traumas de forma más ligera.
Caso 3: El maestro frente al insulto
Cuentan en el folklore Reiki (y budista) la anécdota de un maestro zen al que un día un hombre comenzó a insultar gravemente. El maestro guardó silencio con una leve sonrisa. El ofensor, tras agotar su repertorio de agravios, se marchó frustrado. Un alumno le preguntó al sabio por qué no había respondido nada. Él replicó: “Si alguien llega con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo?”. “A quien lo ofreció”, respondió el alumno. “Pues eso. No acepté su enojo, así que su ira sigue siendo de él.” Esta historia ilustra perfectamente el principio “no te enojes”: el maestro tenía la elección de tomar el “regalo envenenado” de la ira ajena o no. Al no tomarlo, no hubo ira en él. En nuestras vidas, no siempre será fácil imitar esta ecuanimidad (sobre todo si alguien te grita en la cara – no somos de piedra). Pero poco a poco, con la práctica, empezamos a “no aceptar” la ira que otros nos quieren contagiar. ¿Cuántas peleas inútiles podríamos evitar con parejas, amigos o compañeros de trabajo si uno decidiera no entrar en el juego del enojo? Mantener la calma desactiva la confrontación y muchas veces ”contagia” al otro, que termina también calmándose (¡es difícil seguir discutiendo solo!). Recordemos: “Dos no se enojan si uno no quiere.” 😇
Caso 4: Testimonio de transformación emocional
Muchos terapeutas y maestros de Reiki han presenciado transformaciones asombrosas en sus alumnos respecto a la ira. Por ejemplo, la maestra de Reiki Gabriela relataba en un taller cómo una de sus alumnas, que tenía “arranques de ira frecuentes en el trabajo”, empezó a aplicar micro-pausas de respiración y a repetir mentalmente “sólo por hoy, no me enojo” cada vez que sentía que la “sangre le hervía”. Al cabo de unas semanas, no solo había reducido notablemente sus enfados, sino que notó que su productividad y concentración mejoraron (antes perdía horas molesta por algún email irritante; ahora dejaba pasar la irritación y seguía con su día). Además, sus compañeros comentaron que la veían “más positiva y colaborativa”. Este pequeño gran cambio repercutió en que la promovieran a un puesto de liderazgo, ya que demostraba madurez emocional. ¡Imagina, un ascenso laboral por practicar Reiki! No es tan descabellado: la gente que maneja sus emociones es vista como más confiable y capaz para liderar. Así que sí, no enojarse paga (en karma… ¡y a veces en efectivo!).
En todos estos ejemplos, el común denominador es que la decisión consciente de no actuar desde la ira desencadenó resultados positivos. Desde sanar físicamente, reconciliarse, hasta mejorar la calidad de vida en general. Por supuesto, ninguno de nosotros está libre de sentirse enojado de vez en cuando (ni los maestros ascendidos, según dicen 😅). Pero la clave está en cómo lo gestionamos. Como dice un proverbio japonés, “si te caes siete veces, levántate ocho”. Aplicado a la ira: si hoy te enojas, no pasa nada – “sólo por hoy” recomienza tu práctica. Mañana lo vuelves a intentar. Poco a poco, los episodios de enojo serán más breves, más conscientes, hasta que un día te sorprendas a ti mismo reaccionando con serenidad donde antes explotabas. Ese día brindarás internamente por Mikao Usui y su sabiduría. 🥂✨
Técnicas de Reiki para gestionar la ira
El Reiki no se queda en la teoría: ofrece herramientas prácticas para trabajar con nuestras emociones. Si sientes que la ira te gana fácilmente, aquí hay técnicas y consejos desde la perspectiva Reiki que pueden ayudarte a canalizar y transformar esa energía:
- Meditación Gasshō: Esta es una práctica básica de Reiki que consiste en sentarse en silencio con las manos juntas en posición de oración (gasshō) a la altura del corazón. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración. Al inhalar, imagina que llenas tu ser de energía rei (pura y luminosa); al exhalar, suelta toda tensión, enojo o negatividad (visualiza que sale de ti como humo gris que se disipa). Repite mentalmente el principio “sólo por hoy, no me enojo” con cada respiración. Esta meditación sencilla, si la practicas cada mañana, prepara tu mente para responder con calma el resto del día. Usui recomendaba meditar en gasshō al iniciar y finalizar el día, repitiendo los Gokai tres veces. Es literalmente una “vacuna antienojos” al amanecer 😇.
- Técnica de respiración consciente (Joshin Kokyū Hō): En Reiki tradicional existe un ejercicio llamado “respiración para purificar el espíritu”. Puedes hacerlo cuando sientas rabia subiendo por tu pecho. Consiste en inhalar profundamente llevando el aire al abdomen (al tanden o hara, unos dedos debajo del ombligo) y luego exhalar lenta y completamente por la boca, imaginando que expulsas con el aliento todo el enojo acumulado. Hazlo al menos 3 veces. Verás que, fisiológicamente, tu cuerpo comienza a “apagarse” del modo pelea/huida que acompaña a la ira. La respiración profunda activa el nervio vago y induce relajación; literalmente le estás diciendo a tu cerebro “estamos seguros, no hace falta enfadarse”. A veces basta una pausa de 30 segundos respirando así para cortar en seco una reacción colérica. (Truco: si te cuesta hacerlo en medio de una situación, excúsate al baño un momento – nadie nota que fuiste a respirar en lugar de a otra cosa 😜).
- Reiki auto-tratamiento (autosesión): Una de las bendiciones del Reiki es que puedes aplicártelo a ti mismo poniendo las manos en diferentes partes del cuerpo. Cuando sientas ira, coloca una mano suavemente sobre tu plexo solar (boca del estómago) y la otra sobre el corazón. Estas zonas suelen cargarse de fuego emocional cuando nos enfadamos – el plexo arde y el corazón duele o se cierra. Deja fluir la energía Reiki a través de tus manos (si estás iniciado en Reiki, activa mentalmente los símbolos que conozcas, especialmente el símbolo emocional Sei He Ki en nivel 2, enfocado a equilibrar emociones). Siente el calor y la vibración calmando ese “nudo” en tu estómago y liberando la presión en el pecho. Puede que empieces a suspirar o a llorar suavemente, lo cual es bueno: estás liberando la energía de la ira de manera segura. Date Reiki por unos 10-15 minutos. Al terminar, la emoción habrá bajado de intensidad notablemente, e incluso puede haberse transmutado en tristeza, compasión o simplemente paz. Este auto-Reiki lo puedes hacer diariamente como higiene mental, no solo en crisis. Con 20 minutos al día de autotratamiento, notarás que tu umbral de enojo aumenta: cosas que antes te irritaban, de pronto te resbalan.
- Técnica de Reiji-hō (intención e intuición): Reiji-hō significa “indicación del espíritu” y es una técnica Reiki para conectar con la guía interior antes de una sesión. ¿Cómo ayuda con la ira? Siéntate en gasshō, pide mentalmente a la energía universal que te guíe a entender la raíz de tu enojo. Luego, con ojos cerrados, lleva tus manos a donde sientas en tu cuerpo o campo energético que están las “ganas de gritar”. Confía en tu intuición: quizá tus manos vayan a tu garganta (por palabras atragantadas), a tu frente (por pensamientos obsesivos de enojo) o a cualquier sitio. Donde sea que tus manos se posen espontáneamente, entrega allí Reiki. Esta es una forma de escucha interior: tu sabiduría interna te indica dónde está el núcleo del enfado. Tal vez surja una imagen o recuerdo (por ejemplo, tus manos van al plexo y recuerdas una frustración antigua). Aprovecha para sanar eso: envíale amor Reiki, dile a esa parte de ti “te libero, te entiendo”. Reiji-hō nos recuerda que la ira muchas veces es síntoma de algo más profundo (dolor, miedo). Si sanamos la causa, el síntoma desaparece.
- Afirmaciones y Hakko-dori: En Reiki a veces se usan afirmaciones sanadoras. Una sencilla es repetir: “Libero mi ira y escojo la paz”. Puedes escribirla en un papel y ponerla donde la veas (en la pantalla del móvil, en el espejo). Cada vez que la leas, tómate 5 segundos para sentirla. Otra práctica japonesa útil es hakko-dori, o “coger las 8 luces”, que equivale a sonreír. Sí, así de simple: cuando te sientas irritado, sonríe físicamente aunque no tengas ganas. Esto envía señales al cerebro de calma. Es casi cómico porque te ves ahí medio enojado, medio sonriendo, y tu mente se confunde: “¿Estamos bravos o contentos?”. Con suerte, se rinde la ira porque la sonrisa gana 😁. La filosofía detrás es “finge hasta que lo logres”: actúa como si estuvieras tranquilo (respirando lento, aflojando la expresión) y la emoción irá cambiando para alinearse con esa acción.
- Journaling Reiki (diario emocional): Por la noche, puedes llevar un pequeño diario donde anotes si hubo momentos de enfado durante tu día y cómo los manejaste. Escribe qué desencadenó tu ira, cómo reaccionaste y cómo podrías aplicar Reiki la próxima vez. Luego, antes de dormir, coloca tus manos en gasshō, repite los cinco principios mentalmente, y visualiza envolverte en luz. Este ritual final “reseteará” cualquier residuo de enfado para que no te lo lleves al día siguiente. Es parte de la higiene energética diaria. Recuerda: “sólo por hoy”, mañana es borrón y cuenta nueva.
Además de estas técnicas específicas, es importante mencionar que practicar cualquier técnica de Reiki regularmente (autotratamiento, meditaciones, etc.) en sí mismo reduce la tendencia a la ira. Reiki equilibra todo nuestro sistema energético: uno comienza a sentirse más centrado, más en paz sin razón aparente. Muchas personas reportan que tras sus iniciaciones en Reiki, notaron que “ya no me enfado tanto como antes, es como si algo se hubiera liberado”. Tiene sentido, porque en la iniciación y prácticas de Reiki se produce una limpieza de bloqueos emocionales, liberando viejas rabias estancadas en nuestro sistema. Incluso hay algo de alquimia emocional involuntaria: al canalizar energía de alta vibración, esas frecuencias inferiores (ira, rencor) van siendo desplazadas.
Por último, recordemos que “no enojarse” no significa volverse pasivo o tolerar lo intolerable. Puedes (y debes) establecer límites sanos, expresar tu punto de vista firme o defender una causa justa, pero sin veneno emocional. Es decir, actuar desde la calma y la claridad, no desde la furia ciega. Reiki te da las herramientas para vaciar el veneno antes de actuar. Un practicante avanzado puede decir “no” a algo injusto con la misma serenidad con la que medita, sin gritar pero con contundencia. Esa es la maestría a la que aspiramos.
Como ves, técnicas hay varias – la clave es practicarlas y descubrir cuáles te funcionan mejor. Al principio quizá debas aplicar todas: respirar, repetirte la frase, ponerte manos, etc., para no enojarte con tal o cual situación. Con el tiempo, necesitarás cada vez menos esfuerzo porque habrás creado un nuevo hábito emocional. Ikaru-na se irá volviendo parte de tu naturaleza, y la energía de la ira, que antes te dominaba, ahora será energía disponible que podrás utilizar para cosas más creativas y positivas en tu vida.
“No te enojes” en los distintos niveles de Reiki
El principio “Sólo por hoy, no te enojes” se enseña desde el Nivel I de Reiki y sigue profundizándose en los niveles posteriores. Veamos cómo se aborda en cada etapa de la formación Reiki:
Reiki Nivel I (Shoden)
Este es el nivel inicial, donde el alumno aprende a canalizar Reiki para sí mismo y personas cercanas. Aquí los cinco principios (Gokai) se presentan como la base filosófica del Reiki. El maestro suele explicar su origen e importancia, y anima a los estudiantes a integrarlos en su vida diaria. Se les enseña a recitar los Gokai cada mañana y noche, preferiblemente en japonés, como parte de su rutina de práctica. Muchos maestros incluso hacen repetir en voz alta al grupo: “Kyō dake wa, Ikaru na…” y así sucesivamente, para que quede grabado. “No te enojes” es quizá el primero que se discute, a veces con ejercicios: por ejemplo, el maestro puede pedir a los alumnos que cuenten qué cosas les hacen enojar y juntos analizan cómo reinterpretarlas bajo la luz del principio. En Nivel I se hace énfasis en observar las propias emociones durante el autotratamiento Reiki. Tras una semana de practicar auto-Reiki, se suele preguntar: “¿Notaste cambios en tu temperamento?”. Es común que los alumnos digan “me sentí más tranquilo, menos reactivo”, evidenciando cómo la energía va de la mano con la actitud. Así, el primer principio se trabaja en nivel I sobre todo a nivel personal, como parte del proceso de autosanación emocional. El estudiante comienza a librar sus primeras “batallas” contra sus enojos diarios, apoyado por el Reiki.
Reiki Nivel II (Okuden)
En este nivel intermedio se introducen símbolos sagrados de Reiki que potencian la energía y permiten trabajar a distancia y a nivel mental-emocional. Aquí el principio de “no te enojes” adquiere una dimensión más profunda, ya que el alumno ahora tiene herramientas concretas para sanar patrones emocionales. En particular, el segundo símbolo de Reiki (Sei He Ki) está asociado a la armonización de la mente y las emociones. Los maestros enseñan que se puede usar Sei He Ki precisamente para disolver la ira, eliminando hábitos negativos de reacción. Por ejemplo, un ejercicio típico de Nivel II: dibujar el símbolo emocional sobre uno mismo o sobre la situación que nos provoca ira (por ejemplo, visualizar la oficina donde discutes con tu jefe, y enviarle Reiki con ese símbolo para armonizar la relación). Se enseña también a enviar Reiki a situaciones pasadas que dejaron heridas de enojo (quizá traumas de la infancia, rencores con alguien). Al sanar el pasado con Reiki, las emociones presentes pierden intensidad. Asimismo, en Okuden se profundiza más en la filosofía: el alumno ya conoce los principios, ahora se le pide que los viva conscientemente. Algunos maestros proponen que durante las 21 días de práctica de nivel II, el estudiante lleve un diario específico sobre cómo aplica cada principio cada día (por ejemplo, un día enfocado en “no enojarse”, otro en “no preocuparse”, etc.). Dado que en nivel II también se ve el trabajo a distancia, algunos practicantes hacen el envío de Reiki por la mañana “al día que comienza”, incluyendo la intención de no sucumbir a la ira ese día. Es como programar energéticamente tu jornada bajo el paraguas del Gokai. En resumen, en nivel II “no te enojes” se trabaja con técnicas más avanzadas: símbolos, sanación a distancia, afirmaciones con Reiki, etc., para reprogramar la respuesta emocional. El estudiante experimenta un mayor dominio sobre su estado interno y comprende la raíz mental de la ira con más claridad.
Reiki Nivel III (Shinpiden) – Maestría
El nivel III es la maestría, donde uno se convierte en Maestro de Reiki (sea para enseñarlo o simplemente como culminación personal). Aquí el principio “no te enojes” se convierte prácticamente en un estilo de vida obligatorio (walk your talk, dirían). Un maestro Reiki debe esforzarse por ser el ejemplo vivo de los Gokai para sus alumnos. Esto no quiere decir que los maestros no sientan ira (¡spoiler: aún son humanos!), pero para entonces suelen tener un alto grado de autoconsciencia y ecuanimidad. En la formación de maestría se revisan los principios en detalle casi filosófico, desgranando cada palabra, compartiendo anécdotas de enseñanza. Se suele meditar profundamente en cada Gokai, a veces con técnicas avanzadas como el Hatsurei-hō completo que incluye recitar los principios con resonancia en cada chakra. Algunos linajes incluyen recitar los 125 poemas del emperador Meiji junto a los Gokai, reforzando su entendimiento espiritual. Al maestro se le entrena para transmitir estos principios a otros: cómo explicarlos de manera sencilla, cómo abordar preguntas de alumnos (“¿y si me enojo qué, suspendo Reiki?” 🙄 – a lo que responderá con paciencia y humor). En el camino del maestro, el primer Gokai es de vital importancia porque es la primera impresión que recibirán sus futuros alumnos. Si un maestro se mostrara colérico o impaciente, perdería coherencia con lo que predica. Por eso, la maestría implica realmente encarnar Ikaru-na. Un maestro suele desarrollar técnicas personales para mantenerse sereno: muchos meditan diariamente, practican artes como Tai Chi o yoga para equilibrar su energía, y por supuesto se siguen dando Reiki a sí mismos. La ira es vista como uno de los mayores obstáculos en el camino espiritual, y alcanzar maestría es en gran medida haber aprendido a sortear ese obstáculo con amor. En la ceremonia de iniciación de nuevos alumnos, algunos maestros incluyen una pequeña reflexión sobre los Gokai, subrayando especialmente el primero, ya que es la puerta de entrada al “arte secreto de invitar la felicidad”.
En términos generales, podemos decir que en Nivel I se planta la semilla de “no te enojes”, en Nivel II se le da abono y herramientas para crecer fuerte, y en Nivel III ese principio florece como un gran árbol en la vida del practicante, dando sombra y refugio también a quienes se acerquen a él. Cada nivel profundiza la comprensión: primero a nivel personal, luego mental/emocional y kármico, y finalmente a nivel de conciencia plena y ejemplo para otros.
No obstante, conviene aclarar: ningún nivel de Reiki te hace inmune al 100% a la ira. No es un videojuego donde subes de nivel y desbloqueas “modo zen permanente” 😂. Es un proceso continuo. Incluso los maestros deben seguir puliéndose. La Usui Reiki Ryōhō Gakkai (sociedad original de Reiki en Japón) enfatizaba que los miembros recitaran diariamente los Gokai y los poemas Meiji “para mantener un nivel alto de conciencia en la vida diaria”. Es decir, la práctica es constante, sin importar el grado. Lo que sí cambia es que, a mayor formación, mayor compromiso y herramientas para vivir los principios. Y por supuesto, la capacidad de ayudar a otros a comprenderlos: un maestro compartirá con sus alumnos cómo él o ella lidió con su propia ira, anécdotas de fracasos y logros (muchos maestros cuentan con humildad cómo antes tenían mal genio y Reiki les transformó). Esto inspira a los nuevos practicantes a perseverar.
En definitiva, “Sólo por hoy, no te enojes” es un mantra que acompaña al reikista en todas las etapas. Desde el primer día de clase de nivel 1, hasta años después dando una sintonización de maestría, ese principio sigue siendo una piedra angular. Es como el DO en la escala musical del Reiki: la primera nota que aprendemos y a la que siempre podemos volver para afinar nuestra melodía vital.
Similitudes en otras filosofías y religiones
El valor de mantener la calma y no dejarse llevar por la ira no es exclusivo del Reiki. Muchas tradiciones espirituales y filosóficas, a lo largo de la historia y en distintas culturas, han advertido sobre los peligros de la ira y han propuesto caminos para superarla. Hagamos un breve recorrido comparativo:
- Budismo: El budismo identifica a la ira (dosa en Pali) como uno de los “tres venenos” de la mente, junto con la codicia y la ignorancia. Para el Buda, la ira es siempre perjudicial y debe ser transformada mediante la comprensión y la compasión. En los textos se dice que “actuar con enojo facilita volver a enojarse en el futuro, creando un ciclo sin fin”. El consejo budista es no reprimir la emoción ni dejarse arrastrar por ella, sino analizarla y entender el pensamiento erróneo detrás del enojo – algo muy en sintonía con el enfoque Reiki de comprender las causas del enfado. Shantideva, un sabio budista del siglo VIII, afirmó que “la ira es la fuerza negativa más extrema, capaz de destruir el bien acumulado”. Y puso ejemplos drásticos: un instante de furia puede arruinar una amistad de décadas, o llevar a alguien a cometer un crimen que cambie su vida para siempre. En última instancia, dice Shantideva, “el enojo es más peligroso que todas las armas juntas”. Los budistas enseñan prácticas de metta (amor benevolente) y kshanti (paciencia) para contrarrestar la ira. Por ejemplo, meditar deseando felicidad incluso a quienes te han hecho daño, o contemplar la impermanencia (entender que aquello que te enoja es transitorio). El Dalái Lama suele decir que “si tienes razón, no necesitas enfadarte; y si no tienes razón, no tienes derecho a enfadarte”, promoviendo el diálogo pacífico en lugar de la cólera. Todo esto refleja una filosofía muy similar al Ikaruna de Reiki: reconoce que la ira surge del ego y la ilusión, y se puede disipar con conciencia y compasión.
- Tradición cristiana: El cristianismo también advierte contra la ira desmedida, considerándola uno de los siete pecados capitales (la “ira” o “ira homicida” es un pecado porque lleva a la persona a actuar sin amor). La Biblia está llena de llamados a la paciencia y al perdón. Por ejemplo, en Proverbios 16:32 se dice: “Más vale ser paciente que poderoso; más vale dominarse a uno mismo que conquistar ciudades.”. Esto equivale a decir que es mayor virtud controlar el carácter que lograr éxitos externos. Otro proverbio (14:29) dice: “El que tarda en airarse es grande en entendimiento, mas el impaciente de espíritu exhibe necedad.” En el Nuevo Testamento, San Pablo aconseja “despójense de toda amargura, furia e ira” (Efesios 4:31) y “no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Ef 4:26), o sea, reconcíliate rápido y no alimentes el enfado. Jesús mismo, en el Sermón del Monte, equiparó la ira persistente contra alguien con el asesinato en el corazón. Y, por supuesto, enseñó a perdonar “70 veces 7” a quienes nos ofenden – el antídoto radical contra la ira es el perdón y el amor al enemigo. Así, la tradición cristiana valora ser “manso y humilde de corazón” en vez de iracundo. Cabe notar que el ideal cristiano no es nunca reprimir emociones, sino transformar la ira en misericordia imitando a Cristo (quien en la cruz incluso perdonó a sus agresores). En Reiki buscamos algo muy similar: dejar ir resentimientos y cultivar la benevolencia hacia todos los seres. La frase del Padre Nuestro “perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” resuena perfectamente con “sólo por hoy, no te enojes” – porque sin enojo, hay perdón.
- Filosofía estoica (Grecia-Roma): Los filósofos estoicos (Séneca, Marco Aurelio, Epicteto) consideraban la ira como una pasión perturbadora que debe ser dominada con la razón. Séneca escribió un tratado entero llamado “De Ira” (Sobre la ira) donde la describe como “una breve locura” que nos puede llevar a la ruina. Una cita suya famosa: «La ira, si no se controla, es más dañina que la injuria que la provocó.». Otra: “Enfurecerse es vengar en uno mismo los errores de otro.” Es decir, cuando nos enojamos, nos hacemos más daño a nosotros que al objeto de nuestro enojo – de nuevo la imagen del veneno. También se atribuye a Séneca la frase: “La ira es un ácido que hace más daño al recipiente que la contiene que a aquello sobre lo que se vierte.” Similar a la idea budista del carbón ardiendo. Marco Aurelio, el emperador filósofo, solía recordarse a sí mismo cada mañana: “Hoy te encontrarás con gente egoísta, ingrata, agresiva… No te sorprendas ni te amargues, más bien entiende que actúan así por ignorancia del bien.” Con esa premeditación, evitaba enojarse porque ya esperaba las contrariedades y las afrontaba con ecuanimidad. Los estoicos practicaban mucho la visualización negativa (pensar en la adversidad de antemano) para entrenar la mente a no explotar cuando llegara. Su idea era que uno no sufre por los eventos sino por la opinión que tiene de ellos, así que si cambias tu mirada, no hay motivo para la ira. Esto se alinea con Reiki en el sentido de repensar las causas de nuestro enfado y elegir una actitud distinta (Sólo por hoy… calmate, basically).
- Otras tradiciones: En el hinduismo y yoga, la ira se ve como una manifestación del rajás (energía pasional) desequilibrado. Una de las virtudes yamas del Yoga es Ahimsā (no violencia), que implica no dejarse llevar por la ira porque conduce a violencia de pensamiento, palabra o hecho. La Bhagavad Gita (cap. 2) advierte que “de la cólera viene la confusión; de la confusión, la pérdida de la memoria; de la pérdida de memoria, la destrucción de la inteligencia; al destruirse la inteligencia, el hombre perece.” Es una cadena muy ilustrativa: la ira nos hace perder el juicio, llevándonos a la autodestrucción. Por eso el yogui busca la ecuanimidad (samata) y practicar la tolerancia (titiksha). En el islam sufí, por ejemplo, se habla de domar al Nafs (ego) que reacciona con ira, usando la paciencia (sabr) y el recuerdo de Dios (dhikr) para apagar el fuego interno. El Taoísmo promueve fluir con la vida como agua, adaptándose y no resistiendo – la ira sería como golpear una pared, uno solo se hace daño; en cambio la suavidad y flexibilidad vencen (el agua horada la roca con constancia, no con furia).
Como vemos, la convergencia es notable. Casi todas las corrientes de sabiduría llegan a la conclusión de que la ira descontrolada es dañina y es signo de ignorancia o debilidad, mientras que el verdadero poder está en la calma, el perdón y la comprensión. Reiki, siendo un sistema influido por el budismo, el shintoísmo y otras filosofías orientales, encapsula en su primer principio una enseñanza universal: domínate a ti mismo antes que pretender dominar a otros o al mundo. O como dijo un sabio chino: “Si hay rectitud en el corazón, habrá belleza en el carácter. Si hay belleza en el carácter, habrá armonía en el hogar… y paz en el mundo.” Para lograr esa rectitud del corazón, es indispensable quitar la maleza de la ira.
Podemos ver “Sólo por hoy, no te enojes” como una versión moderna y laica de todos estos consejos ancestrales. Ya sea que lo diga Buda, Jesús, Séneca o Usui, el mensaje es análogo: cultiva la paciencia y la comprensión; suelta el enojo que esclaviza tu espíritu. Te harás un favor a ti mismo y a la larga, contribuirás a un entorno más pacífico. Porque una persona libre de ira generalmente difundirá paz a su alrededor, así como una persona iracunda contagia tensión. De hecho, podríamos verlo ecológicamente: cada ira que liberas es un poquito menos de contaminación emocional en el ambiente global. Es como plantar un arbolito de serenidad en el bosque humano. 🌳✨
Importancia del primer Gokai en el camino del practicante (y del maestro)
De los cinco principios Reiki, “Sólo por hoy, no te enojes” ocupa el primer lugar – y no por casualidad. Los maestros suelen decir que es el fundamento sobre el cual se construyen los demás. Si lo piensas, es difícil “no preocuparse” o “ser amable” cuando uno está lleno de ira. La ira es como una barrera que bloquea otras virtudes: enojados no vemos lo que tenemos que agradecer, enojados perdemos la amabilidad, enojados nos llenamos de preocupaciones y negatividad. Por eso, Mikao Usui puso Ikaru-na al inicio: es el primer escalón hacia la felicidad.
Usui Sensei creía que el propósito final de la vida (y del Reiki) es alcanzar el estado de Anshin Ritsumei, una paz interior absoluta pase lo que pase. Él mismo, tras su retiro espiritual en el Monte Kurama, concluyó que “vivir en completa armonía y paz interior” era la meta suprema. Y reconoció que para llegar allí, debíamos liberarnos de nuestros disturbios mentales, en especial la ira y la preocupación. Por eso, al enseñar Reiki, dio tanta importancia a los Gokai: “Con la práctica cotidiana de estos preceptos, la mente se aquieta y el corazón se llena de gozo y gratitud; seremos capaces de vivir en armonía con toda la creación. Habrémos alcanzado la iluminación, fin del camino espiritual al que todo aspirante anhela llegar algún día.”. Esta cita, de una maestra japonesa, resume perfectamente la importancia de vivir los principios, empezando por no enojarse.
Para un practicante Reiki, sobre todo al inicio, enfocarse en el primer principio es fundamental porque es un cambio notorio y desafiante. Alguien puede aprender a hacer imposición de manos en un fin de semana, pero aprender a dominar su carácter lleva quizá toda la vida. Sin embargo, es ese trabajo interno lo que distingue a un sanador íntegro. ¿De qué sirve poder canalizar energía sanadora si uno mantiene en su interior resentimiento, rabia o odio? Sería como tratar de dar agua limpia con las manos sucias. Usui insistía que el Reiki Ryoho era ante todo un camino para “mejorar la mente y el cuerpo”, una disciplina espiritual. La sanación física era casi un efecto secundario de lograr la paz mental. “El Gokai sirve de orientación acerca de cómo vivir de manera equilibrada… Constituye la esencia del método y lo que transmitió desde el principio a sus alumnos. Decía que vivir de acuerdo con el Gokai era el remedio auténtico para experimentar la felicidad y alejar el dolor”. Esto muestra que, para Usui, la verdadera sanación estaba en vivir los principios. Y el primer principio, siendo la primera medicina para el alma, crea la base para las demás: sin ira, es más fácil no preocuparse; sin ira y preocupaciones, nace la gratitud; con gratitud, trabajamos con honestidad y disfrutamos hacerlo; y con todo lo anterior, ser amables con los demás surge de forma natural. Es como un efecto dominó positivo.
En el camino del maestro Reiki, la importancia se multiplica. Un maestro debe aspirar a la maestría sobre sí mismo tanto como a la técnica. Los alumnos suelen observar el comportamiento de su maestro más que sus palabras. Si ven que es sereno bajo presión, que no responde mal con mal, que irradia paz incluso en situaciones tensas, aprenderán por imitación ese estado de ser. Un buen maestro de Reiki no es el que nunca se enoja (porque perfecto no hay nadie), sino el que demuestra cómo maneja su enojo de forma consciente y amorosa. Incluso puede compartir con sus alumnos cuando alguna vez perdió la calma, y cómo utilizó Reiki y los principios para reencauzarse. Esa transparencia y humanidad inspiran mucho, porque el alumnado piensa “si él/ella pudo dominar ese arranque, yo también puedo”. El primer Gokai se convierte así en una especie de código de honor del reikista.
Además, es clave en la ética del practicante: trabajar con la energía de otros requiere estar en un estado compasivo, neutro, no juicio. Si un sanador se enojara fácilmente con su paciente (por ejemplo, porque no sigue las indicaciones, o porque no mejora tan rápido), podría interferir negativamente con la sanación. Por eso, a menudo se les recuerda a los terapeutas Reiki que apliquen los Gokai antes de una sesión: es común que antes de iniciar, nos tomemos un minuto en gasshō diciendo internamente: “Hoy dejaré de lado mi ira y mis preocupaciones, estaré agradecido, trabajaré honestamente, seré amable…”. Esto prepara un espacio energético limpio para la sanación. Así, la calidad de la energía Reiki transmitida depende también de la pureza interior del canal. La ira, al ser una vibración baja, entorpece ese flujo. En cambio, un practicante en paz se vuelve un canal claro donde la energía universal fluye potente y sin distorsión.
Otra forma de ver la importancia de Ikaru-na es a través del concepto de karma. El enojo descontrolado suele llevar a acciones o palabras de las que luego hay que lamentarse, generando conflictos kármicos. Si evitas la ira, evitas crear más karma negativo. Al contrario, cultivas méritos de paciencia que retornan en forma de armonía en tu vida. En los principios Reiki originales, tras enumerarlos, Usui anotó: “Shōfuku no hihō, manbyō no reiyaku”, que significa “El secreto para invitar la felicidad, la medicina milagrosa para todas las enfermedades”. Vivir sin ira ni preocupaciones, con gratitud, honestidad y amabilidad, es esa medicina milagrosa. Nos alinea con el orden del Universo (llámalo Dios, Tao, etc.), haciendo que nuestra vida fluya.
Por último, vale la pena mencionar que aunque “no te enojes” suena pasivo (como “no hagas esto”), en realidad conlleva una acción muy activa: la de cultivar su opuesto, el amor y la paz. Algunos maestros sugieren reformular los principios en positivo: “Sólo por hoy, mantendré la paz”, “Sólo por hoy, permaneceré tranquilo pase lo que pase”. Esto puede ayudar a ciertas personas a enfocarse en qué hacer en lugar de qué evitar. De cualquier modo, el resultado es el mismo: interiorizar que la paz empieza por uno mismo, hoy. Y que al controlar la ira, te conviertes en el dueño de tu felicidad.
En síntesis, el primer Gokai es importantísimo porque es la llave que abre la puerta a los demás. Es como el cimiento de un edificio: si logras asentar la base de no-ira, sobre ella edificas gratitud, labor honesta, amabilidad, etc., con solidez. Si el cimiento está agrietado (es decir, si sigues lleno de rabia por dentro), todo el edificio espiritual tambaleará. Por eso, tanto para el practicante novato como para el maestro consumado, Ikaru-na sigue siendo la lección diaria. En palabras de los antiguos samuráis: “El que conquista a los demás es fuerte; el que se conquista a sí mismo es poderoso.” Aquí buscamos esa conquista interna.
Solo por hoy, no te enojes… y si lo haces, recuerda: perdónate, respira, aprende y vuelve a intentarlo mañana. Cada día es una nueva oportunidad de crecer en serenidad. 🙏
Conclusión: Transforma tu vida con Reiki – ¡Empieza hoy, sin enojos!
Hemos viajado por los orígenes, significados, beneficios y técnicas relacionados con el principio “Sólo por hoy, no te enojes”. Seguramente te habrás dado cuenta de que este sencillo enunciado encierra una poderosa herramienta de transformación personal. Imagina por un momento vivir cada día con una sonrisa tranquila, sin que nada ni nadie pueda robarte la paz. Imagina convertirte en esa persona imperturbable (pero a la vez empática y alegre) que siempre admiraste. Aplicando este primer Gokai, eso deja de ser utopía y empieza a ser realidad: poco a poco te vuelves amo de tus emociones y tu energía vibra en sintonía con la armonía universal.
El Reiki, con sus principios y prácticas, nos brinda un camino para lograrlo. No es magia instantánea ni formula milagrosa de autoayuda barata: es un camino (por algo Reiki-dō significa “el camino del Reiki”) que requiere compromiso, pero cuyos frutos valen cada segundo invertido. Y lo mejor es que no tienes que hacerlo solo: puedes aprender Reiki con la guía de maestros y compartir con compañeros de camino tus progresos.
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Despidámonos con un pequeño compromiso juntos: Sólo por hoy, no me enojaré. Repite eso al cerrar este artículo, y siente cómo, desde ya, algo en ti se serena. Este es el primer paso de una hermosa travesía.
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